Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un lienzo en https://caoimhevqpm955535.vidublog.com/37355520/cómo-reaccionaron-los-comentaristas-al-cabezazo-de-zidane